El escritor mexicano #OctavioPaz escribe en su ensayo “Los Hijos de La Malinche”, el cual forma parte del libro “El Laberinto de la Soledad”, cómo los mexicanos son personas indescifrables, apartadas, llenas de misterio, con una imagen en la que coinciden varios: no son personas seguras.
Menciona al campesino como un tesoro escondido, que guarda la sabiduría y que es muy difícil que se entregue, es un emblema que se expresa con pocas palabras y de manera tradicional: dichas características son visibles para todos, menos para ellos mismos; señala, y lo describe como personas “extrañas e impenetrables”, porque están alejados del centro de la sociedad, y por lo mismo, suelen causar asombro “al hombre urbano”. El campesino representa al elemento más antiguo de la sociedad.
Los mexicanos en su lenguaje cotidiano cuentan con “palabras malditas” que reflejan con una fuerza avasalladora sus emociones, su vitalidad e intimidad, pero que a veces no es muy claro, y con “mágica ambigüedad” expresan su sentir que contradictoriamente los expone y oculta. Octavio Paz habla particularmente de la palabra “chingar”, y dice que conocerla afirma nuestra mexicanidad.
Otra forma de resaltar la mexicanidad es cada 15 de septiembre cuando gritan “Viva México, hijos de la chingada”, para afirmarse “contra y a pesar” de los otros, todos los que no son mexicanos son los demás, los hijos de la chingada.
La chingada es la figura de una madre
El ganador del Nobel de Literatura, señala que los mexicanos son hijos de una violación, y destaca la violencia de la Conquista española y cómo fue una penetración hacia la sociedad mexicana, en el sentido literal e histórico. Misma que ha dejado una marca que cargan los mexicanos, pues reniegan de sí mismos y rechazan todo lo que les parezca ultrajado.
Y en contraposición se encuentra la virgen de Guadalupe, un ícono de culto de los mexicanos, una figura que acoge a los desamparados, es el consuelo de los pobres, y coincide con la situación material y espiritual, históricamente, donde se termina el culto a los hombres y se regresa a las deidades femeninas, posterior a la Conquista.
Otra de las figuras importantes para los mexicanos es La Malinche, encarnación de la traición, la que se entrega a los españoles, misma que el mexicano no perdona, escribe Octavio paz en su ensayo.
La Malinche y la virgen de Guadalupe, son figuras opuestas del mexicano hacia la imagen de la madre-mujer.
La negación del mexicano
Otra cuestión llamativa del ensayo de Octavio paz es la negación del mexicano de sí mismo, pues no quiere ser español, ni indio, reniega de sus orígenes, y está en una constante búsqueda de identidad y de encontrarse.
Finalmente, el escritor de “Los Hijos de La Malinche” menciona a la Reforma Liberal como la ruptura necesaria de la separación de la Iglesia y el Estado: “una ruptura con la madre y el pasado”, definiendo a los mexicanos como ruptura y negación.
Por: Ariadna Báez