EL CORONAVIRUS EVIDENCIÓ “EL HOYO”

En el mundo hay mucha miseria, y eso se está poniendo en evidencia en estos tiempos de pandemia, y se utiliza el verbo evidenciar porque la miseria humana ya tiene rato carcomiendo a los más desprotegidos, a los más pobres, a la mayoría de los que habitamos este planeta, pero hasta que sucede algo que nadie se lo esperaba (o “todo mundo” ya se esperaba un “golpe brutal al hígado”, el coronavirus o algún otro detonante activaría esta gran crisis), es cuando una sociedad “golpeada” desde hace mucho tiempo se empieza a “enfriar” y es cuando los dolores son terribles, se manifiestan con toda su fuerza. Sí, se enfatiza en que la pandemia encontró “en flagrancia” la aberrante desigualdad, un “delito universal”, de lesa humanidad.

Y tomamos consciencia de súbito que estamos en el Hoyo (se hace referencia a la película del director Galder Gaztelu Urrutia), aunque éste es nuestro medio habitual, nuestro modus vivendi, no hay otro, solo que abrimos los ojos, dormíamos. Nuestra supervivencia depende de los de “arriba”, de los más privilegiados, pero la mayoría son unos hijos de mierda, no les importa que nos llegue poco o nada, y hay muerte, empieza el caos ¡Pero por Dios, la comida alcanza para todos! Eso es lo de menos, los de arriba no dejaran nada o tal vez solo para sobrevivir, mientras seas útil, egoísmo atroz que nos mata poco a poco como un cáncer, sin darnos cuenta del diagnóstico,  hasta que por fin llegamos al lecho de muerte.

Y entonces, te dicen que te quedes ahí, sin hacer absolutamente nada, que esperes, en una de esas la vida te coloca en un peldaño más, pero eso es imposible, porque los de mero abajo, tienen que hacer algo, si no, no comen; Y cuando hay hambre, hay delitos, hay ignorancia, porque “es muy difícil aprender si uno está hambriento”, porque no importa leer, en lo más mínimo es necesario tener un libro, lo más importante es tener un cuchillo bien afilado para que por lo menos se tenga un trabajo mísero que te dé lo necesario, únicamente lo necesario para sobrevivir (y ya es ganancia), entonces a tu piso te llega la mierda con la que sobrevivirás y enfermaras.

Un cuchillo que representa la corrupción (del latín corruptio, hacer pedazos, romperse, pervertirse), donde el hombre se permite todo, una especie de retorno al estado de naturaleza hobbesiano, todo se convierte en una especie de estado de excepción; pero obvio, esto solo pasa dentro del estrato donde te encuentras ¿a los otros cómo llegas? Porque mientras pasa esto, los pocos que se encuentran en los primeros pisos se “relamen los bigotes” y orinan en el plato donde han dejado solo migajas.

Se ha evidenciado la obviedad y quizá sea un tiempo en que sí o sí se tengan que cambiar los paradigmas de los modelos económicos, sociales y políticos que imperan en la realidad, y esto también conlleva lo individual; es un llamado a la acción no a la simple contemplación ¡Ayudemos a despertar a todos! y nos pongamos como tarea concientizar que alcanza para todos, haciendo de esta manera un cambio gradual. Empecemos por dejarle su ración a los de abajo, a no ser esas mismas personas mierdas que tanto criticamos. Queridos lectores, es obvio, hay un virus social que nos está consumiendo, pero el antídoto está entre nosotros mismos, también es muy obvio ¡Despertemos!

Por: Julio Ortíz