En el Día Internacional de la Educación: Ante Trump, aprender importa.

Horacio Erik Avilés Martínez*

Hoy es el Día Internacional de la Educación. Esta fecha conmemorativa, que impulsada desde la UNESCO se celebra desde 2019, tiene como objetivo visibilizar a nivel global la trascendencia de la educación como un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva.

En esta edición 2025, el tema central es “IA (Inteligencia artificial) y educación: preservar la autonomía en un mundo automatizado”. De acuerdo con el portal electrónico oficial de la UNESCO, se busca resaltar “el poder de la educación para dotar a las personas y a las comunidades de los medios necesarios para navegar, comprender e influir en los avances tecnológicos”.

La preocupación del organismo internacional está dirigida respecto a cómo preservar, redefinir y elevar la agencia humana en una era de aceleración tecnológica. Parecen debates muy lejanos en un estado como Michoacán, donde la mitad de la población mayor de 15 años se encuentra en situación de rezago educativo y casi un cuarto de millón de habitantes de la edad citada no saben leer ni escribir.

Mientras las preocupaciones y la agenda educativa global tienen foco en esos temas de debate, nuestra agenda nacional de esta semana fue ocupada principalmente por la toma de posesión de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos de América y todas las implicaciones que tendrán las novedades que involucran a México. Tres grandes áreas principales abarcan el discurso y actos de autoridad del presidente Trump: deportaciones masivas, aranceles y declaración de terroristas a los cárteles delincuenciales mexicanos.

Los tres ámbitos nos afectan en la medida en la cual hemos generado dependencia de nuestro principal socio comercial, destino migratorio y también, mercado que demanda estupefacientes.

Es un axioma de vida: quien no sabe cómo ser autosuficiente está condenado vitaliciamente a depender, a subordinarse o a arrebatar los satisfactores de sus necesidades.

En ese sentido, contar con un sistema educativo nacional efectivo, garantista y que permitiese que todos estuviesen, aprendiesen y participasen en las escuelas nos hubiera permitido retener a nuestros talentos, brindarles senderos de vida honestos y prósperos que no los orillasen a abandonar la tierra que los vio nacer, ni a sus familias, ni sus patrimonios ni herencias; así también, nos hubiera permitido fortalecer los sectores económicos nacionales, especialmente la industria de la transformación y el sector tecnológico, con lo cual, nuestra dependencia del vecino país del norte se hubiera disminuido ampliamente, así como también, nos hubiera permitido diversificar nuestras relaciones comerciales internacionales; finalmente, contar con un sistema educativo nacional alejaría sistemáticamente a las generaciones jóvenes de verse involucradas en la perversa cadena delictiva, inhibiendo el consumo de drogas y brindando alternativas honestas para su desarrollo profesional, desenmascarando los sofismas y falacias que sostienen el garlito de hacer una carrera delictiva, así como también desvaneciendo la influencia de la narco cultura.

Pero, si bien, no hemos avanzado suficientemente como país al respecto, es momento de que se diseñen y establezcan 𝐩𝐨𝐥𝐢𝐭𝐢𝐜𝐚𝐬 𝐩𝐮𝐛𝐥𝐢𝐜𝐚𝐬 cuyo eje sea el 𝐬𝐢𝐬𝐭𝐞𝐦𝐚 𝐞𝐝𝐮𝐜𝐚𝐭𝐢𝐯𝐨 𝐧𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥 para atender a largo plazo, anticipando, previendo y diseñando escenarios favorables para los mexicanos en esos tres grandes aspectos.

Primeramente, consideremos los alcances que tendría contar con un 𝐬𝐢𝐬𝐭𝐞𝐦𝐚 𝐞𝐝𝐮𝐜𝐚𝐭𝐢𝐯𝐨 𝐝𝐞 𝐞𝐱𝐜𝐞𝐥𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 en Michoacán ante un escenario de eventuales deportaciones masivas y cierre de la frontera con Estados Unidos.

No olvidemos que, según datos del 𝐈𝐍𝐄𝐆𝐈, entre 2015 y 2020, aproximadamente 𝟓𝟎,𝟕𝟕𝟎 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐬 𝐞𝐦𝐢𝐠𝐫𝐚𝐫𝐨𝐧 𝐝𝐞 𝐌𝐢𝐜𝐡𝐨𝐚𝐜á𝐧 a otros países, de las cuales el 𝟗𝟒% se dirigió a 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨𝐬. En 2024, se reportaron alrededor de 𝟏𝟓,𝟎𝟎𝟎 𝐝𝐞𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 de michoacanos desde Estados Unidos. Los 𝐦𝐢𝐠𝐫𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐦𝐢𝐜𝐡𝐨𝐚𝐜𝐚𝐧𝐨𝐬 en Estados Unidos suelen trabajar en sectores como la 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐜𝐜𝐢ó𝐧, 𝐚𝐠𝐫𝐢𝐜𝐮𝐥𝐭𝐮𝐫𝐚 y 𝐬𝐞𝐫𝐯𝐢𝐜𝐢𝐨𝐬, con un nivel educativo mayormente de 𝐞𝐝𝐮𝐜𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐛á𝐬𝐢𝐜𝐚. La 𝐞𝐝𝐮𝐜𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞 𝐞𝐱𝐜𝐞𝐥𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 en Michoacán puede ser un factor clave para mejorar las oportunidades y calidad de vida de las personas deportadas y sus familias.

𝐑𝐞𝐢𝐧𝐬𝐞𝐫𝐜𝐢ó𝐧 𝐋𝐚𝐛𝐨𝐫𝐚𝐥: El sistema educativo de excelencia formaría a las personas deportadas para reintegrarse al 𝐦𝐞𝐫𝐜𝐚𝐝𝐨 𝐥𝐚𝐛𝐨𝐫𝐚𝐥 local con habilidades competitivas. Programas de 𝐜𝐚𝐩𝐚𝐜𝐢𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐭é𝐜𝐧𝐢𝐜𝐚 𝐲 𝐩𝐫𝐨𝐟𝐞𝐬𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥 pueden ayudar a las personas deportadas a encontrar empleo en sectores como la 𝐭𝐞𝐜𝐧𝐨𝐥𝐨𝐠í𝐚, 𝐦𝐚𝐧𝐮𝐟𝐚𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚 y 𝐬𝐞𝐫𝐯𝐢𝐜𝐢𝐨𝐬, reduciendo la dependencia de empleos informales.
𝐄𝐦𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨: La educación fomenta el espíritu emprendedor, permitiendo a las personas deportadas iniciar sus propios negocios. Con conocimientos en 𝐚𝐝𝐦𝐢𝐧𝐢𝐬𝐭𝐫𝐚𝐜𝐢ó𝐧, 𝐟𝐢𝐧𝐚𝐧𝐳𝐚𝐬 y 𝐦𝐚𝐫𝐤𝐞𝐭𝐢𝐧𝐠, las personas deportadas pueden crear empresas que generen empleo y contribuyan al desarrollo económico local.
𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐂𝐮𝐥𝐭𝐮𝐫𝐚𝐥: La educación en valores y habilidades sociales facilita la adaptación de las personas deportadas a la vida en Michoacán. Programas educativos que promuevan la 𝐢𝐧𝐜𝐥𝐮𝐬𝐢ó𝐧 y el respeto a la diversidad pueden ayudar a reducir la 𝐝𝐢𝐬𝐜𝐫𝐢𝐦𝐢𝐧𝐚𝐜𝐢ó𝐧 y fomentar la cohesión social.
𝐄𝐝𝐮𝐜𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐂𝐨𝐧𝐭𝐢𝐧𝐮𝐚: La posibilidad de continuar estudios superiores o técnicos es fundamental para las personas deportadas. Instituciones educativas que ofrezcan programas 𝐟𝐥𝐞𝐱𝐢𝐛𝐥𝐞𝐬 𝐲 𝐚𝐜𝐜𝐞𝐬𝐢𝐛𝐥𝐞𝐬 pueden ayudar a las personas deportadas a mejorar sus perspectivas laborales y personales.
𝐃𝐞𝐬𝐚𝐫𝐫𝐨𝐥𝐥𝐨 𝐂𝐨𝐦𝐮𝐧𝐢𝐭𝐚𝐫𝐢𝐨: La educación puede empoderar a las personas deportadas para participar activamente en el desarrollo de sus comunidades. Programas de 𝐥í𝐝𝐞𝐫𝐚𝐳𝐠𝐨 y 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐜𝐢𝐩𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐜𝐢𝐮𝐝𝐚𝐝𝐚𝐧𝐚 pueden fomentar la creación de proyectos comunitarios que mejoren la 𝐢𝐧𝐟𝐫𝐚𝐞𝐬𝐭𝐫𝐮𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚 y servicios locales.
𝐓𝐞𝐜𝐧𝐨𝐥𝐨𝐠í𝐚 𝐲 𝐃𝐢𝐠𝐢𝐭𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐜𝐢ó𝐧: La educación en habilidades digitales es esencial en un mundo cada vez más tecnológico. Programas de 𝐚𝐥𝐟𝐚𝐛𝐞𝐭𝐢𝐳𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐢𝐠𝐢𝐭𝐚𝐥 pueden preparar a las personas deportadas para trabajos en el sector tecnológico y mejorar su acceso a información y servicios en línea.

Reducción de la Pobreza: La educación puede ser una herramienta poderosa para reducir la pobreza, uno de los factores que contribuyen al reclutamiento por parte de los cárteles. Programas educativos que ofrezcan oportunidades de empleo y desarrollo personal pueden mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

En este Día Internacional de la Educación, con estos tres asuntos de política exterior que nos afectan desde ya, resulta de vital importancia darnos cuenta de que la piedra angular de las soluciones estructurales a la problemática que nos aqueja es el sistema educativo nacional, por atemperar las consecuencias de las decisiones que se toman en el extranjero, por reducir nuestra subordinación y consolidar nuestra autonomía nacional, basamento legítimo de la soberanía. Así también, es importante ponderar su trascendencia para cimentar la sociedad futura, próspera, democrática, igualitaria, incluyente e innovadora que deseamos construir, tanto a nivel nacional como en Michoacán en particular. Aprender sí importa.

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Doctor en ciencias del desarrollo regional y director fundador de Mexicanos Primero capítulo Michoacán, A.C.

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